Mi proceso creativo comenzó con un boceto de una selfie que tomé con el celular de mi esposa y yo. Las líneas iniciales capturaron la forma general de la imagen, y me enfoqué en representar la perspectiva y los ángulos.
Luego, refiné los detalles, ajustando las proporciones y añadiendo más definición a los rasgos faciales.
El pintado en escala de grises fue un proceso gradual. Comencé con capas grandes, definiendo las áreas de sombra y luz. A medida que avanzaba, me concentré en los detalles más pequeños, como los de los rostros y la vestimenta.
Para darle un toque distintivo, añadí una capa adicional con un poco de color. Fue sutil, pero suficiente para resaltar ciertos elementos, como el fondo y a los personajes, sin sobrecargar mucho la imagen ni quitarle el valor al trabajo lineal.